1. Los cereales en el desayuno
2. Algunos tipos de trigo
3. Productos lácteos bajos en grasa
4. Aceites vegetales procesados
Vivimos en un mundo en el que un gran número de gente suspira por hallar la dieta ideal, obsesionados con la alimentación, la salud y la delgadez. Más ahora que se acerca el verano y las dietas relámpago proliferan para ver si podemos desembarazarnos en un par de meses de los kilitos adquiridos durante el invierno y lucir tipín como se debe en las playas españolas.
Nada mejor para cuidar nuestra línea, en realidad, que saber de alimentación y ser conscientes de lo que comemos. Bien es verdad que es difícil saber a qué atenerse con tanto gurú de la comida redactando leyes y normas acerca de qué debemos ingerir, en qué cantidad y cuándo.
Kris Gunnars es, según el Business Insider, una autoridad en nutrición, y afirma en un artículo reciente que “la nutrición moderna está plagada de falsas creencias”. Considera que algunos alimentos que consideramos beneficiosos para la salud son verdaderamente dañinos, y explica los que, según él, son los peores.
1. Los cereales en el desayuno
Gunnars afirma sin dudar que la forma en que están etiquetados este tipo de cereales es una vergüenza, pues a menudo nos los venden como saludables o energéticos o nos dicen que ayudan a adelgazar y, en realidad, la mayoría de ellos son alimentos procesados con grandes cantidades de azúcar.
Hacia 1960 el trigo cambió, ya que los científicos comenzaron a manipular los genes de dicha planta para ver si se podía generar una nueva especie de mayor rendimiento
Los fabricantes utilizan todo tipo de eufemismos para hacer creer que sus productos son saludables, pero por lo general estos cereales han sido pulverizados con harina muy fina y están llenos de azúcar refinada. Según apunta Gunnars, los comerciantes utilizan ingeniosos trucos para ocultar la verdadera cantidad de azúcar que contienen sus productos.
Además, señala como un hecho especialmente peligroso que la mayor parte de estos productos a menudo se dirige a los niños, convenciéndonos de que son al tiempo energéticos y saludables, y que no hay nada mejor para un crecimiento positivo.
2. Algunos tipos de trigo
Informa Gunnars de que hacia 1960 el trigo cambió, ya que los científicos comenzaron a manipular los genes de dicha planta para ver si se podía generar una nueva especie de mayor rendimiento. El cabecilla de esta revolución fue Norman Ernest Borlaug, considerado por algunos padre de la agricultura moderna. Borlaug introdujo semillas híbridas en la producción agrícola de Pakistán y de la India, aumentando así notablemente la rentabilidad del terreno y salvando muchos millones de vidas humanas. Tanto es así que en 1970 ganó el Premio Nobel de la Paz.
Estas nuevas variedades de trigo son menos nutritivas y pueden aumentar los niveles de colesterol
No obstante, Gunnars considera que lo que en su momento fue positivo a la larga no lo es tanto, ya que la manipulación de la naturaleza tiene consecuencias imprevista. Afirma, pues, que el trigo moderno es sensiblemente menos nutritivoque las variedades anteriores. Además, algunos estudios han probado que también es más dañino para el corazón. Reconoce que los estudios publicados han de ser aún contrastados, pero cree que estas nuevas variedades de trigo son, en general, menos nutritivas y pueden aumentar los niveles de colesterol en nuestro organismo.
3. Productos lácteos bajos en grasa
Este tipo de productos (como los yogures) no tendrían por qué resultar nocivos. El problema es que muchos de los productos lácteos bajos en grasa están cargados de azúcar, y a menudo presentan más que los propios dulces.
La ingesta abusiva de azúcar es mala para el metabolismo y aumenta algunos de los principales factores de riesgo que están ligados a las enfermedades cardiovasculares.
Los aceites de algunas semillas y hortalizas se consideran saludables pero Gunners afirma que no siempre lo son
Es decir, que los alimentos lácteos bajos en grasas no parecen ser muy beneficiosos, pues las grasas saturadas que estos tienen naturalmente no son nocivas y, sin embargo, son retiradas de estos productos. En contraposición, se les añaden grandes cantidades de azúcar que no proporcionan ningún beneficio.
4. Aceites vegetales procesados
Los aceites de algunas semillas y hortalizas se consideran saludables pero Gunners afirma que no siempre lo son.
Son un ejemplo de ellos el aceite de soja, de maíz y de canola, cuya realización se lleva a cabo sometiendo a las semillas a un calor extremo y utilizando productos químicos. Afirma el experto que, si bien es cierto que estos aceites son buenos para el colesterol, no debemos perder de vista que el colesterol es un factor de riesgo pero no una enfermedad. Puede que sean buenos para mantenerlo a raya pero malos para la salud a nivel global. Sea como fuere, Gunners aconseja sin dudar no recurrir a ellos para cocinar.
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